Conscientes del impacto del uso de pitillos fabricados con polipropileno y otros tipos de plástico derivados del petróleo, el colombiano Sebastian Ayazo Peñata y otros 5 compañeros de la Universidad Nacional de Colombia modelaron una planta de producción a medida en la cual se crean estos elementos con cascara de cacao y suero de leche, ambos residuos industriales alimenticios que no eran aprovechados hasta el momento.

El proceso de producción se inicia con una reacción química en la que se usa ácido sulfúrico, continúa con múltiples filtraciones de materia prima, la cual se convierte en un polvo en la etapa final de preparación y luego se mezclan los materiales con calor para moldearlos y generar el producto final. Para poder producir los pitillos, se diseñó una planta tecnificada que genera una mínima cantidad de residuos y requiere de pocos operarios encargados del monitoreo. Incluso se aprovecha la gravedad para disminuir los costos de manejo de materiales y aumentar la productividad de la misma.

En Colombia ha venido creciendo esta conciencia ambiental que reconoce los pitillos tradicionales como deteriorantes del medio ambiente y los ecosistemas marinos, representando una gran amenaza para muchas especies animales; es por ello que restaurantes como Creppes & Waffles, Wok, Archie’s y Frisby le apostaron a mediados de este año a la campaña #SinPitilloPorFavor, en la que buscaban reducir de forma considerable el uso de estos elementos en sus establecimientos y concienciar a su público sobre el impacto negativo de los mismos.

Si bien con los pitillos no se ha creado ninguna ley específica, como fue el caso de las bolsas plásticas, se espera que las campañas y la presión positiva en redes sociales ayude a las personas a usarlos con moderación o desistir de su uso, mientras que los restaurantes y cadenas de comidas busquen opciones como la que han presentado los estudiantes de la UN.

Un país que cuida sus recursos naturales y busca alternativas de consumo con menor impacto, es un país que mueve al mundo.