Disfrutar de nuestro equipo nacional es un sentimiento que nos mueve fibras inexplicables y nos hace soñar.
Una nueva ilusión
Los partidos amistosos de nuestra Selección Colombia se asemejan al reencuentro con un amigo. Poco importa lo que haya pasado en la última fiesta porque al volverlo a ver te alegra. Y es que nuestro equipo siempre genera una expectativa a la que responde en la cancha con el orgullo de los guerreros de nuestra patria.
Gran historia
Ver a nuestro arquero David Ospina superar sus 100 partidos con la Selección y al ‘profe’ Carlos Queiroz llegar a más de 200 dirigiendo seleccionados, nos confirma que somos testigos directos de las gestas que escribe esta generación de ídolos que no se cansan de demostrar que están dispuestos a dejar su marca. Eso nos hace parte de este gran relato en construcción.
Unión que hace fuerza
Algo bello que nos recuerda la ‘Tricolor’ en la cancha es que somos un gran equipo, que funcionamos con la solidaridad y entrega que nos caracteriza como colombianos. Y esta vez, sin dos de nuestras grandes figuras como James Rodríguez y Falcao García, quedó demostrado una vez más que trabajamos de manera colectiva en la búsqueda del beneficio de una misma idea, por #UnaCausaPaís. Así nos lo enseña el técnico Carlos Queiroz.
Camino al futuro
La buena energía hacia nuestro seleccionado nos proyecta en esa trayectoria rumbo a Qatar 2022, el próximo Mundial. Alimentar poco a poco esas esperanzas es una fuerza que logran los colores amarillo, azul y rojo en una cancha de fútbol. Lo hermoso de eso es que nos deja la alegría de soñar con ese futuro, de vernos de nuevo con grandes logros que nos hacen abrazarnos de orgullo.
Siempre amada
Pocas cosas nos unen como la Selección Colombia. Su poder es único para llevarnos alto y por eso cada vez que juega el país se paraliza. Ese bello sentimiento por ella vuelve a fluir para recordarnos que siempre somos parte de ese equipo, que por ella late nuestro corazón en las buenas y en las malas.